Desde la llegada al poder del presidente George W. Bush en enero pasado, las
relaciones de Estados Unidos y sus aliados en Europa han experimentado tensiones como tal vez nunca antes desde el fin de
la Segunda Guerra Mundial.
La negativa de Bush a firmar el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático y su propuesta de dejar sin
efecto el Tratado de Misiles Antibalísticos firmado con la Unión Soviética en 1972 y, en su lugar, crear un escudo de defensa
antimisiles son dos de los principales escollos en las relaciones europeo-estadounidenses.
Otros puntos de fricción son la creación de una fuerza europea de intervención rápida, las sanciones
contra Irak, intereses divergentes en asuntos comerciales, espionaje industrial, etc.
BBC Mundo pidió su opinión sobre el estado actual de las relaciones entre EE.UU. y la Unión Europea
y su futuro a tres analistas: William Perry, presidente del Instituto para el Estudio de las Américas de Washington, de orientación
conservadora, a Wolf Grabendorff, de la Fundación Ciencia y Política en Alemania, de tendencia socialdemócrata, y a Rafael
Calduc, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad Complutense de Madrid.
¿En qué punto de las relaciones entre EE.UU. y la Unión Europea nos encontramos? ¿Es éste uno de
sus puntos más bajos en los últimos 50 años?
Rafael Calduc: Se exagera. Cuando hay un relevo de gobierno en EE.UU., pasan siempre uno o dos años
hasta que el nuevo presidente entra en contacto con las realidades europeas en toda su complejidad.
Wolf Grabendorff: Estamos en una fase de redefinición en lo que toca a las relaciones trasatlánticas
porque obviamente, 10 años después del fin del comunismo, tenemos intereses bastante distintos, no en todos los campos, pero
sí en el económico y en la jerarquía del poder.
La manzana de la discordia parece ser el Protocolo de Kyoto. ¿Son las diferencias en este punto
irreconciliables?
El Protocolo de Kyoto sobre cambio climático: punto de fricción.
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RC: Tal como se lo ha planteado el gobierno de Bush hasta el momento, sí. Pero esta situación va a
cambiar en la medida en que la situación económica en Estados Unidos cambie en los próximos dos o tres años. Estados Unidos
no quiere atarse con unas limitaciones jurídicas en su sistema de producción en estos momentos.
WG: La política interna tiene más peso en EE.UU. que en Europa. Las promesas que hizo el presidente
Bush durante su campaña fueron muy en contra del Tratado de Kyoto. Bush consultará a otros países sobre el tema y cualquier
distanciamiento de su actual posición tomará cierto tiempo. Este es un punto en el que europeos, canadienses y latinoamericanos
vamos a convencer a EEUU de que tiene que regresar a la mesa de negociaciones.
William Perry: No importa tanto lo que pensamos. El problema con este tratado es que el Senado no va
a ratificarlo. Cuestiono la responsabilidad del gobierno de Clinton al negociar un tratado que no tiene ninguna posibilidad
de ser aprobado en el Senado.
¿Se podrán conciliar las diferencias en cuanto a la creación de un escudo de defensa antimisiles?
WG: Hay que ver que camino toma esto porque hasta ahora se trata de sólo una frase. Hasta ahora no
se sabe a ciencia cierta cuales son las amenazas, los costos y las posibilidades tecnológicas. Francia y Alemania no están
a priori en contra de la idea de un nuevo sistema de seguridad pero quieren ver primero cuales son las prioridades y de que
manera se puede evitar que haya algún enfoque que tenga un efecto negativo en Rusia y China.
WP: Nuestro presidente viajó a Europa para iniciar conversaciones con nuestros amigos sobre el tema.
Este gobierno es nuevo. Muchas de las personas que ocupan altos cargos en el gobierno es sólo ahora que tienen la oportunidad
de comenzar un diálogo con nuestros aliados. Espero que nos pongamos de acuerdo.
¿Mejorarán o se deteriorarán las relaciones trasatlánticas?
RC: Las relaciones están en una fase de redefinición en ambos lados del Atlántico. La Unión Europea
está redefiniendo muchos de sus elementos centrales, como su política común de seguridad y defensa. Lo mismo pasa con el nuevo
gobierno en Estados Unidos. Las relaciones trasatlánticas tendrán que definirse en los próximos años sobre la base de que
EEUU no puede ignorar desde el punto de vista comercial, financiero, científico-tecnológico y de seguridad a Europa y viceversa.
El presidente Bush expuso sus puntos de vista a los líderes europeos.
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WG: Los problemas que vamos a tener son de estilo y muchos de éstos se deberán a las presiones económicas
y de política interna de los países de la Unión Europea y EE.UU. Es muy difícil para los estadounidenses entender que hay
un nuevo polo de poder en Europa que se llama Unión Europea. Sin embargo, eso también es difícil de entender para los mismos
europeos.
WP: Vamos a tener algunas discrepancias, probablemente inevitables. Lo anormal fue lo que pasó durante
la Guerra Fría cuando grandes países como Alemania, Francia, Gran Bretaña y EE.UU. coordinaban sus intereses frente a la amenaza
de la Unión Soviética. En la ausencia de la Unión Soviética y con una Unión Europea cada vez más integrada, no es sorprendente
que surjan diferencias y que en algunos puntos sea difícil llegar a acuerdos.