Dos altos prelados de la Iglesia católica expresaron públicamente sus reservas sobre la incorporación de Turquía a la Unión Europea.
El arzobispo Jean-Louis Tauran, secretario de relaciones exteriores de Ciudad del Vaticano, manifestó al diario italiano Corriere della Sera que la UE, debería imponerse límites geográficos y un énfasis en lo que llamó "la herencia de valores europeos compartidos".
Sus comentarios coincidieron con otros similares del cardenal Camillo Ruini, presidente de la conferencia episcopal italiana, para quien la solicitud de Turquía presentó un problema "extremadamente delicado".
Ruini describió a Turquía como un país "profundamente musulmán" con una población que crece rápidamente, aunque por otra parte admitió que su presencia en la UE podría mejorar notablemente las condiciones de su minoría católica.
Las declaraciones tienen lugar un mes antes de que Italia se haga cargo de la presidencia pro tempore de la Unión.