Luis Xavier Grisanti
Los estadistas europeos se montaron sobre los escombros del Muro de Berlín para convertir a la Comunidad
en Unión Europea (UE) y dotarla de un instrumento único en las relaciones internacionales: una Política Exterior y de Seguridad
Común (PESC). Jugada maestra para formentar un equilibrio geopolítico multipolar después de la desintegración de la URSS.
El principio adquirió rango constitucional en el Tratado de Maastricht (1992); pero su implantación
no es nada fácil. En el seno de la UE coinciden potencias con peso propio, como Francia y Alemania; países neutrales como
Austria, Irlanda y Suecia; fronterizos con Rusia, como Finlandia, o con nexos especiales con Estados Unidos, como Inglaterra.
Naciones pequeñas pero con fuerza moral, como las del Benelux; estados con una significación estratégica en el Mediterráneo,
como Grecia, o con una gravitación social y cultural de raigambre universal, como España, Italia y Portugal.
El Tratado de Amsterdam, vigente desde el 1-5-99, precisa y amplía las facultades del Consejo de la
UE para el diseño y ejecución de la PESC (el Consejo es un cuerpo colegiado integrado por los estados miembros reunidos a
nivel presidencila o ministerial para tomar decisiones comuntiarias). Los jefes de Estado y de Gobierno deben adoptar por
consenso las estategias comunes. El Consejo de Ministros (cancilleres) decide las políticas y acciones comunes conforme a
la estrategia adoptada.
La representación exterior de la UE corresponde a la presidencia del Consejo, la cual 'es asistida
por el secretario general, quien ejerce las funciones de alto representante para la política exterior y de seguridad común'.
Esta responsabilidad recayó en el prestigioso estadista español y ex secretario general de la OTAN, Javier Solana, quien asumió
su cargo hace pocos días en Bruselas.
Solana, madrileño de 57 años, es doctor en Física y fue profesor en la Universidad Complutense de Madrid.
Dirigente del Partido Socialistal y diputado, fue sucesivamente ministro de Cultura y portavoz del gobierno de Felipe González
(1982), ministro de Educación (1988) y de Relaciones Exteriores (1992).
El alto representante para la PESC contará con una Unidad de Análisis y Previsión, encargada de evaluar
y proponer iniciativas en materias que afecten la seguridad de la Unión. El Tratado de Amsterdam prevé la formulación progresiva
de una política de defensa común, comenzando por una creciente integración con la Unión Europea Occidental, el órgano militar
regional. Entre los instrumentos de política previstos, destacan la participación de la Unión en misiones humanitarias, en
fuerzas de paz y en la prevención y manejo de conflictos.
La UE podrá suscribir tratados internacionales en ejecución de la PESC. Está contemplado también la
eventual extensión de la política comercial común a ámbitos tales como la propiedad intelectual y los servicios. Antes, los
tratados constitucionales otorgaban competencias a la Comisión Europea sólo para negociar acuerdos comerciales en el intercambio
de bienes.
Por medio de la PESC, la Unión Europea podrá ser un nuevo actor en la escena internacional, reafirmando
su voluntad política de 'promover la democracia, los derechos humanos, la paz, la estabilidad y la prosperidad mundial'.