Escribe Marcelo Risi, corresponsal de la BBC en España.
Eliminar las trabas al intercambio comercial beneficia a todos, dice la teoría económica.
El incremento en la competencia mejora la calidad de la oferta y permite constelaciones de mercado basadas en la capacidad de ofrecer un mejor producto y no en la protección de determinados sectores de la presión que ejerce la competencia.
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Lograr que España sea la puerta europea para las economías latinoamericanas sería un primer paso importante. Lo difícil es dar el segundo, el tercero, el cuarto...
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Ésta es la idea de fondo cuando en estas semanas se habla de libre comercio.
Desde México hasta el Mercosur y Chile, parecen haber elegido a España para representar sus intereses correspondientes ante la Unión Europea.
Antes de que los parlamentos europeos entren en su receso de verano, el presidente de Chile, Ricardo Lagos, hace una visita a Europa con la intención de lograr apoyo en las negociaciones de Chile y la Unión Europea (UE) para agilizar el intercambio de bienes y servicios.
La mirada hacia Europa
El impacto sobre el crecimiento regional de la desaceleración económica en Estados Unidos "será relativamente modesto dado que en general las economías latinoamericanas son relativamente cerradas", afirma el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA).
Sin embargo, México y Chile son la excepción, señala asimismo el BBVA en su más reciente estudio sobre América Latina.
España aspira impulsar las relaciones económicas bilaterales.
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Pero no se trata de la ilusión de que un incremento de la demanda europea, fomentada por una red de acuerdos comerciales, le quite el rango a los Estados Unidos.
Se aspira, no obstante, a establecer un segundo polo de demanda global.
Esto, eventualmente, permitirá diversificar los mercados exportadores al mismo tiempo que se presiona a que los sectores exportadores latinoamericanos ganen en competitividad.
¿Chile compite con el Mercosur?
El ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Piqué, señaló el lunes que alcanzar un acuerdo de libre comercio con Chile sería más fácil que con el Mercosur (conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Así se percibe la realidad económica desde España.
La crisis argentina que de facto suspendió la unión aduanera con sus vecinos y las permanentes riñas entre Argentina y Brasil por la mayor influencia en el Mercosur, no fomentan necesariamente su atractivo.
Asimismo, declaraciones como las del presidente de Uruguay, Jorge Battlle, quien apenas tomó el cargo parecía favorecer dar el salto hacia los Estados Unidos en vez de cruzar el océano hacia el Viejo Continente, contribuyen a un entorno que haga más plausibles negociaciones bilaterales con un país como Chile.
España como puerta europea
A partir del próximo año se efectúa el traspaso a la moneda única europea (euro) en la mayoría de 15 miembros de la UE.
España tendrá durante el primer semestre del 2002 la presidencia rotativa de la UE y Madrid verá la celebración de la Cumbre Iberoamericana.
¿Más fácil con Chile que con todo Mercosur?
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Sería por lo tanto una ironía histórica que no se avanzara con el Mercosur, que fue un pionero en impulsar las relaciones económicas biregionales.
La unión aduanera precisamente marcó una diferencia en la orientación hacia Estados Unidos que desplegaban las economías latinoamericanas desde Panamá hacia el norte.
Así, declaraciones que aparentemente favorezcan a un país sobre otro, son interpretadas por analistas como llamados de atención diplomáticos ante la coyuntura de la integración económica en la UE.
Por ello, más allá del valor económico, estos eventos podrían servir de marco ideal para que se haga más concreta la aspiración española de ser la puerta europea para las economías latinoamericanas.
Aunque sería un primer paso importante, lo difícil es dar luego el segundo, el tercero, el cuarto...