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"Más seguro Israel que Argentina"
Inmigrantes argentinos
Inmigrantes argentinos reunidos en el Centro de Absorción bajo el cartel "Bienvenidos a Casa".
Escribe Jana Beris, corresponsal de la BBC en Jerusalén.

Puede parecer extraño, pero mientras los titulares del mundo entero continúan informando sobre las bombas que estallan a menudo en distintas partes de Israel, hay quienes se sienten más seguros aquí que en su hogar natal en Sudamérica.

Entre ellos están los argentinos Marcelo y Marcela Daich, que junto a sus hijos Eitan y Aviel llegaron hace pocas semanas a Israel, provenientes de la ciudad de Paraná, en la provincia de Entre Ríos.

Familia Daich
La familia Daich no teme empezar de nuevo.
En el Centro de Absorción de la ciudad de Raanana, donde residen temporariamente junto a otros inmigrantes, empiezan una nueva vida.

Los entrevisto en una tarde especial. El primer ministro Ariel Sharon está por llegar de visita, para dar la bienvenida a todos los recién llegados, aunque junto a los Daich, que llegaron a Israel a mediados de enero, hay otros "veteranos" que ya se hallan en el país hace cuatro meses o algo más.

Sharon va a Raanana directamente desde el aeropuerto Ben Gurion, donde poco antes había aterrizado un avión con otros 62 recién llegados de Argentina.


Empezamos una nueva vida y a remar de vuelta

Marcelo
La difícil situación en su país y el nuevo horizonte que tratan de alcanzar por ello en Israel es el tema más destacado por el primer ministro en su encuentro con los inmigrantes.

Hay mucho calor en ese encuentro y no poco humor. "Cuando éramos jóvenes" -cuenta Sharon- "yo vivía cerca de aquí y veníamos a caballo a Raanana, donde están ustedes ahora, porque se decía que aquí estaban las muchachas más hermosas".

Todo el público estalla en una gran carcajada y Sharon, evidentemente satisfecho, agrega: "Pero mirando ahora a estos niños que me recibieron, vuestros niños, veo que hay una gran competencia".

Con antelación

Ninguno de ellos, tampoco los Daich, vinieron a Israel por la crisis que estalló con especial vigor en diciembre en Argentina.

Ayuda a los inmigrantes
Una pareja con un niño recibe US$20.000 de préstamo para comprar apartamento, US$8.000 de los cuales son regalo gradual según el tiempo que estén en el país y el resto como préstamo bancario a devolver con intereses facilitados. (Antes de la crisis y de las medidas de emergencia, se daban US$10.000 de hipoteca en lugar de US$20.000).
Se recibe además una suma de US$2.500 para familia o US$1.000 para solteros, como regalo de ayuda inicial. Esto no existía antes de la crisis de emergencia.
Se recibe una suma de ayuda general por los primeros 6 meses, equivalente en los valores actuales a aproximadamente US$6.600. Por cada niño que tiene una familia, se agregan otros US$2.000. Los solteros reciben unos US$3.300.
Hay además US$1.000 más para traer cosas que necesitan pagar aduana.
Se proporciona a los inmigrantes la posibilidad de participar en cursos de preparación profesional y en proyectos especiales que antes no se daba.
"Hace seis meses que comenzamos a tramitar nuestra aliá"- dice Marcelo, utilizando la palabra hebrea para "inmigración", que traducida literalmente significa de hecho "ascenso" o "subida", lo cual simboliza el significado espiritual de la radicación en la tierra de sus antepasados.

"No vinimos a Israel por motivos económicos sino porque queríamos venir y fue después que se dieron todos los problemas, el estallido, la crisis, los cacerolazos", cuenta Marcela.

Más de 200 nuevos inmigrantes de Argentina llegaron desde el estallido de la crisis el 20 de diciembre, pero se trata de aquellos que habían empezado a tramitar antes su partida y que en el mejor de los casos, lograron adelantarla un poco.

Quienes "abrieron carpeta" para salir del país por la última crisis, eligiendo como nuevo destino Israel, comenzarán a llegar recién en marzo o abril.

Todos se sumarán a los aproximadamente 60.000 argentinos de fe judía que se radicaron en Israel desde la fundación del Estado judío en 1948.

Pero evidentemente, la crisis no empezó con los cacerolazos de diciembre ni con la dimisión del presidente Fernando de la Rúa.

Inseguridad e incertidumbre

A Marcelo, que se dedicaba al comercio, hacía ya tiempo que el ministerio de Economía al que le vendía, había dejado de pagarle. A su esposa, fonoaudióloga de profesión, la municipalidad de Buenos Aires no le pagaba sueldo desde hacía cuatro meses.

A pesar de eso, no se quejan de la situación económica en la que vivían y Marcelo aclara que "estábamos bien, teníamos una casa grande con jardín, el comercio, dos coches".

Saqueos a los supermercados argentinos en diciembre pasado
La mayoría de las familias que llegó a Israel iniciaron los trámites antes de la crisis de diciembre.
Pero ambos recalcan que eso no puede ser todo. La inseguridad se sentía ya antes y no sólo en Buenos Aires.

Marcelo Daich era el presidente de la comunidad judía de Paraná. Como tal, había recibido amenazas y durante un año tuvo custodia policial en la puerta de su casa.

"Cuando tuve que explicarle a los chicos que tendríamos custodia, no sabía cómo decírselo", recuerda Marcelo."Aquí me siento más seguro y tranquilo que en Argentina".

"Vivía bajo una presión que aquí no la vivo. Mi función cambió pero me siento aquí más sereno que en Paraná".

Al padre de Marcela lo asaltaron hace dos años en su trabajo, le apuntaron con un arma para robarle y se salvó por milagro."Le explotaron el fémur, tiene clavos y ocho tornillos en la pierna y necesitó dos años de rehabilitación. No murió pero estuvo ahí, casi al borde".

Marcelo agrega: "A los chicos podían asaltarlos para quitarles las zapatillas. A los nuestros no les pasó, pero a unos amigos sí".

Y como suele suceder, se llega rápidamente a los hijos. "Sentimos que en Argentina no tenían futuro y por eso decidimos cambiar"- resume Marcelo, aclarando que su emigración a Israel fue programada.

"Mis hijos nunca iban a la escuela caminando sino que yo los llevaba y traía en auto", explica Marcela. "Aquí tienen la escuela a seis cuadras y van y vuelven solos. En Paraná no lo hacían. Allí no jugaban en la vereda pero aquí juegan todo el tiempo solos".

Vimos en efecto a numerosos niños correteando por los pasillos del Centro de Absorción en Raanana, sin fijarse mucho dónde andan sus padres.

"Como a los 17"

Todos los residentes del Centro han dejado una casa de toda la vida, por distintas razones, para instalarse en una nueva , que esperan con el tiempo también se convierta en el pleno sentido de la palabra en su propio hogar.

Para eso, lo saben, habrá que trabajar duro. "Empezamos una nueva vida y a remar de vuelta", dice Marcelo, quien no niega que quisiera conseguir un buen trabajo con buen sueldo, pero está dispuesto a trabajar "en cualquier cosa, para empezar, como a los 17 años".


Antes hablábamos desde Argentina preocupados por Israel y ahora nosotros llamamos preocupados a Argentina, a nuestra familia y amigos, para ver cómo está la situación allá

Marcela
Marcela quisiera poder ejercer su profesión como fonoaudióloga en un hospital, consultorio o en el ámbito de la educación, pero también está dispuesta a "hacer otra cosa si es necesario, ya que no se me va a caer la estantería por eso".

Cuando los Daich contaron a su familia y amigos en el mes de junio que pensaban viajar a radicarse en Israel, que ya estaba sumido en un cruento conflicto aún no terminado, todos les preguntaban si están seguros.

En enero, al partir finalmente de Buenos Aires, les decían "¡qué suerte que tienen que se van!". La capital argentina ya era escenario de choques violentos en las calles, que nadie sabía exactamente adónde conducirían.

"Antes hablábamos desde Argentina preocupados por Israel y ahora nosotros llamamos preocupados a Argentina, a nuestra familia y amigos, para ver cómo está la situación allá", nos dice Marcela, cuya hermana mayor, según cuenta, también está pensando en venir.

Los niños

Eitan y Aviel -nombres hebreos que recibieron de nacimiento- no hacen tanto análisis de la situación. Mientras conversábamos con sus padres, ellos estaban ocupadísimos jugando.

A Eitan Israel le parece bien y dice estar un poco sorprendido porque pensaba que iba a ser como Argentina, aunque no sabe explicar exactamente qué es lo que le sorprende.

Sus ojos grandes captan todo y el corazoncito lo elabora por adentro. Al menos, afirma que nada le cuesta mucho en su nueva vida, dice que la escuela es lo más difícil y que no extraña nada en especial.

Familia Daich
Los hijos de Marcelo y Marcela ya han hechos amigos y quieren que su vida sea como en Argentina.
Su hermano mayor Aviel, venía con expectativas de nuevos amigos, de otro idioma y de "todo nuevo", pero a pesar de eso, "sin nervios, tranquilo".

El país le sorprende para bien, al igual que "los chicos y la escuela, donde me tratan muy bien". Toda la familia está aprendiendo hebreo y Aviel aclara, en una expresión infantil muy argentina, que ya sabía "un cacho".

Tiene amigos en el lugar donde vive en el Centro de Absorción y también en la escuela, pero dice que no son sólo de los "olim" (inmigrantes) como él sino también de los otros niños de la clase.

"El país me parece tranquilo"- nos dice Aviel, que evidentemente todavía no lee los diarios. Y cuando le preguntamos cómo quisiera que sea su vida en Israel, contesta con mucha naturalidad: "Como en Argentina".

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