Cientos de miles de feligreses se reunieron este domingo en el Vaticano para asistir a la canonización del padre Pío de Pietrelcina.
El padre Pío, nacido en Italia en 1887 y fallecido en 1968 y cuyo nombre de pila era Francesco Forgione, fue proclamado santo por el papa Juan Pablo II.
El papa Juan Pablo II es devoto del padre Pío.
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El Pontífice es devoto del fraile de los estigmas, al que visitó y con el que se confesó en 1947 en su convento del pueblo sureño de San Giovanni Rotondo cuando era un simple cura polaco que estudiaba en Roma y ante cuya tumba oró en 1974 cuando era arzobispo de Cracovia y en 1987 ya como Papa.
El fraile capuchino es el santo número 462 proclamado por Juan Pablo II en sus 23 años de pontificado, tiempo en el que también ha proclamado 1.288 beatos.
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El padre Pío experimentó los estigmas durante más de 60 años 
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El padre Pío de Pietrelcina tiene en América Latina y en numerosos países del mundo miles de seguidores, hasta el punto que su santuario en San Giovanni Rotondo, en la región de Puglia, es el tercero más visitado del mundo católico, tras el Vaticano y el templo mexicano de la Virgen de Guadalupe.
Roma, paralizada
Para la ceremonia de canonización, el ayuntamiento de Roma cerró al tránsito todas las calles adyacentes al Vaticano y se instalaron nueve pantallas gigantes de televisión para poder seguir el acto en la plaza de San Pedro, la vía de la Conciliación, la plaza del Castillo Sant'Angelo, la plaza del Risorgimento y la plaza Adriana, una amplia zona convertida en área peatonal para la ocasión.
El padre Pío es venerado por millones de fieles.
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Un total de 1.700 policías vigilaron el acto, mientras que alrededor de 35 puestos de socorro y nueve hospitales de Roma se mantuvieron en estado de alerta dada la enorme cantidad de fieles.
Al término de la ceremonia, concelebrada junto al Papa por medio de un centenar de personas, entre cardenales, arzobispos y obispos, Juan Pablo II recorrió en su "papamóvil" las calles que acogieron a los asistentes.
Un mar de gente
Esta canonización fue una de las más multitudinarias de la historia de la Iglesia, superando a la de San Juan Bosco o la beatificación de José María Escrivá de Balaguer -el fundador del Opus Dei- y a la misma beatificación de Pío el 2 de mayo de 1999.
San Pío era famoso por sus estigmas en las manos, pies y costado, que reproducían las llagas de Cristo Crucificado, y por su poder de bilocación.
Experimentó los estigmas durante más de 60 años y los mismos se borraron de pronto el 22 de septiembre de 1968, cuando celebraba su última misa, un día antes de su muerte.
Santidad y polémica
Su persona estuvo rodeada de una aureola de santidad, pero también sufrió la incomprensión de sectores de la Iglesia que le calificaron de lunático e intrigante.
El padre Pío es famoso por sus estigmas en las manos.
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Ello le valió varias investigaciones por parte del Vaticano, que le llegó a prohibir durante varios años oficiar misas públicas.
Al final todo se demostró falso y la "rehabilitación" le llegó cuando Juan Pablo II se postró en oración ante su tumba. Se cuenta que cuando se confesó con él en 1947, el fraile le profetizó que sería elegido Papa y que sufriría violencia física.
Hombre de la barba
Se cuentan por centenares los milagros atribuidos a su intercesión, pero el que le llevará a los altares es la curación inexplicable para la ciencia de un niño de siete años, Matteo Pío Colella, hijo de un médico de San Giovanni Rotondo, en coma irreversible por una meningitis fulminante.
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Nombre verdadero: Francesco Forgione
Nació en 1887
Falleció en 1968
Conocido como "el crucifijo viviente" |
En un acto de desesperación de sus padres, seguidores del padre Pío, el niño fue llevado a la celda en la que vivió el capuchino y su salud comenzó a mejorar rápidamente hasta su total curación.
El pequeño contó después, tras salir del coma, que un hombre con barba blanca se le acercó a la cama y le dijo que no se preocupara, que se curaría. Muchos creen que ese hombre era el padre Pío.
